+6500
INVERNALES
Historias de
frio y viento
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Si, estamos en El Molle. El primer contacto con el Mercedario se establece, una relación de ráfagas y ventiscas, a las que respondemos con cuerpos inclinados y cabezas bajas.
Mauricio Fernandez
al comenzar la primera invernal al Mercedario (1994)
Breve resumen de las primeras invernales
Dentro del universo de los +6500, los ascensos invernales ocupan un renglón destacado. Planteados como un escalón necesario en la historia de los gigantes andinos hay que hacer una primera distinción entre aquellos que por su ubicación geográfica poseen una estación seca que facilita su ascenso y pese a que coincide con el invierno austral, no podemos considerar esas primeras escaladas como invernales. Asi, dejando de lado los Huascarán, el Yerupaja y el Sajama, repasemos la historia de los +6500 en la estación fría.
El coloso de América monopolizó el interés del andinismo y su primer ascenso invernal no fue la excepción a la regla. Cuando aún no se habían logrado ascender todos los +6500 ya el Aconcagua tenía su primer ascenso invernal. El 15 de septiembre de 1953, el equipo argentino liderado por Emiliano Huerta llegaba a la cumbre y daba inicio a la historia que culminó este invierno con la última cumbre principal de +6500 ascendida en la estación fría. También en ese lejano 1953 se llevó adelante un intento de ascenso invernal al Mercedario a cargo de Francisco Ibañez y Fernando Grajales, llegando a los 6000 metros.
El segundo en ser ascendido en la época invernal fue el Llullaillaco (6739 m), logrando la cumbre Diego Alonso junto Guido Ornas el 19 de septiembre de 1955. Este ascenso es el único no planteado para lograr en invierno, Ornas, quien ya había intentado al gran volcán, tentó al chileno Alonso, trabajador de la Azufrera La Casualidad, con solo el objetivo de llegar a la cumbre, no dándole importancia al tema de que fuera en invierno.
En 1981 los alemanes liderados por Udo Knittel informaron que habían logrado el primer ascenso invernal del Ojos del Salado (6893 m), pero en realidad alcanzaron la cumbre el último día del otoño austral (AAJ 1982). Ocho años después, el 14 de agosto de 1989 los españoles Salvador Garreta, Nuria Repiso, Toni Mestres lograran efectivamente la primera escalada en invierno. Otro capítulo argentino fue escrito por Mauricio Fernández, Esteban Arellano, Humberto Campodónico y Carlos Domínguez cuando lograron el primero al Mercedario (6720 m) el 26 de junio de 1994. En 2003 se lograron dos primeras invernales, los argentinos Fernando Santamaría, Mijel Lotfi, Eduardo Dangelo, Ulises Corvalán, Constanza Dangelo, Claudio Gialorenzo y Pedro Torres logran el ascenso del Incahuasi (6638 m) el 17 de julio, mientras que el 11 de agosto el chileno Francisco Medina y el norteamericano Doug Mastle alcanzan la cumbre del Walter Penck (6658 m).
Darío Bracali, Rolando Linzing y Guillermo Glass se anotarán la primera al Pissis (6795 m), el 16 de septiembre de 2006 por una ruta nueva en la cara suroeste.
Un caso similar al del Ojos del Salado es el Tupungato, ya que en el AAJ 1985 se informa que Fernando Garrido (record de permanencia en la cumbre del Aconcagua) logró el primer ascenso invernal del volcán cuyano el 16 de octubre de 1984, evidentemente fuera de la estación fría. Para confirmar el primer ascenso invernal del Tupungato (6570 m) hubo que esperar a que el 13 de septiembre de 2007 Darío Bracali, Rolando Linzing y Guillermo Glass alcanzaran la cumbre principal mientras que Fernando Garmendia y Diego De Angelis hacían lo propio en la cumbre Este (6563 m).
Durante los inviernos de 2010 y 2011 Rolando Linzing lideró sendos intentos al Bonete (6759 m), la cumbre más alta aún sin hollar en invierno, no logrando superar las condiciones imperantes. El 24 de junio de 2012 una cordada del País Vasco integrada por Arkaitz Ibarra y Jabi Txikon, lograron alcanzar la cumbre principal del Bonete, habiendo unos días antes alcanzado también la cumbre Sur (6675 m)
Finalmente, la misma cordada, al final de la misma temporada invernal, alcanzó la cumbre del Tres Cruces Sur, por una ruta nueva que asciende por el glaciar este, el 10 de septiembre.
En agosto de 2015, Jabi Txicon junto con su hermano Alex, que preparaba su expedición invernal al Nanga Parbat, intentaron el Incahuasi por Las Lozas, pero debido a una fuerte tormenta y la negativa de la Gendarmería argentina de permitirles acceder a la ruta normal de la cara noreste, volvieron sin acceder a la cumbre.
Los primeros días de septiembre de 2017 Rolando Linzing, Eduardo Namur y Guillermo Almaraz alcanzan la cumbre del Tres Cruces Central por una ruta nueva, logrando el primer ascenso invernal a este +6500
En agosto de 2018 Arkaitz Ibarra, Ulises Kusnezov y Matias Marín logran los últimos dos primeros ascensos invernales a las montañas mas altas de los Andes: el Muerto y el Nacimiento.
Hasta completar la veintena de las montañas mas altas de occidente, hay que enumerar al Sajama, al Antofalla e Illimani, cuyos primeros ascensos absolutos fueron desarrollados en invierno y el Veladero ascendido en 2006.
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Diego Alonso Osses había logrado escalar el Llullaillaco en 1954 y un año después, culminará el primer ascenso invernal junto con Guido Ornas, quien dejó en el libro de cumbre toda una definición “¿de dónde surge el penetrante hechizo que empuja a los hombres hacia ti?
Guido Ornas
Septiembre de 1955
En la cumbre del Llullaillaco
Primeros Ascensos Invernales
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Cargados como bestias, abrigados con todo lo que nos pudimos poner y en medio de una tormenta, la aproximación al Pissis en invierno no es la postal soleada a la que estamos acostumbrados”.
Darío Bracali
Septiembre de 2006
Durante la primera invernal al Pissis
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Poco a poco avanzamos hasta el último punto. Llegamos. El viento es intensísimo, viene del oeste. Calculamos una temperatura de -45ºC, o menos. En la cumbre hay un libro y 3 lápices. Nos anotamos y empezamos a bajar. Es imposible mantenerse ahí. Bajamos tan rápido como podemos y a las 14.00 horas estamos nuevamente en el campamento. Tarea cumplida
Guillermo Glass
Septiembre 2007
Primera invernal al Tupungato