ETICA Y TOPONIMIA
Frente a los primeros ascensos en una cordillera, todavía en cierta medida inexplorada, se requiere de una actitud responsable y respetuosa de los usos y costumbres de los países andinos.
Complementariamente, deberá respetarse la ética de cada región o cordillera visitada, atendiendo los estilos y valores impuestos por la cultura local, autóctona, histórica y deportiva.
Evelio Echeverría, desde su trabajo "Los Andes y sus nombres" arroja luz sobre el tema y esboza las reglas implícitas que el andinista deberá utilizar.
Los Andes y sus topónimos:
Cómo bautizar montañas en la alta Sudamérica
Prácticas para el andinismo contemporáneo
Es propio del montañista que transita terreno prácticamente virgen, que sienta la necesidad de tomar posesión real y concreta de esos paisajes para el deporte y la cultura del andinismo. Es de fundamental trascendencia esa exploración y sobre todo los primeros ascensos, para sentar las bases culturales de la región.
Esta circunstancia, ha posibilitado que algunos autores como Evelio Echevarría, John Ricker y José Herminio Hernández hayan postulado algunos puntos a tener en cuenta, antes de hacer un bautizo. Estos, sumandos a los genéricos enunciados por la autoridad cartográfica (Sociedad Argentina de Estudios Geográficos, 1922), dan forma a un decálogo que a continuación se enuncia:
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Estudiar en detalle la cartografía tanto vigente como histórica, libros y publicaciones y verificar si existen topónimos
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Los nombres autóctonos, pese a no estar cartografiados, deben ser conservados.
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Si no existen topónimos en la cartografía y no hay nombres autóctonos, se le da lugar a la nominación del primer ascensionista. Este bautizo debe seguir estas pautas:
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Se nomina por la identidad del agua. La montaña toma el nombre la la aguada, rio o arroyo mas cercano.
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En ausencia de agua, en segundo lugar se nomina por la leña o los animales propios del lugar.
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Por la pertenencia de la montaña a un lugar o paraje
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Por las características propias de la montaña, dándole identidad por alguna significativa. Puede sumarse una caraterística propia a un topónimo simple, por ejemplo grande, chico, sur, norte.
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Por último, en homenaje a una institución o personaje fallecido importante y vinculados con la geografía del lugar. Deben haber prestrado servicios a la exploración o estudio de la región.
Están prohibidos:
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Pese a ser adecuados, cuando repiten topónimos ya existentes.
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Los nombres de personas o personajes vivos.
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Los vinculados a la política, religión o extranjeros. Solo es aceptable un nombre que provenga del santoral y que se vincule con la cultura del lugar.
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En otra lengua que la original del lugar, sean extra continentales o incluso extra regionales. No puede nominarse una montaña en lengua mapuche o quechua, si se ubica en puna argentina, donde el idioma original es el cacán.
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Que honren amigos, familiares, benefactores, vivos o muertos.
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Toda denominación humorística, festiva, comercial o vulgar.
Siguiendo a Evelio Echavarría, que cita a John Ricker, se puede afirmar que cualquier topónimo que no respete lo antes mencionado, es “inaceptable, sin tacto y ofensivo” y como definió Elina González Acha de Correa Morales, “deberán ser proscriptos por todos los medios al ser una práctica impía”.
Escritorio de trabajo para investigar sobre la historia de un topónimo o su ausencia.
La tarea de nominar en los Andes, se encuentra vinculada a la investigación y respeto por la cultura local.
Mapas y bibliografía específica van a ser necesarios para obtener la información requerida.
Abajo: Tres obras imprescindibles para comenzar cualquier trabajo de investigación en Los Andes.