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Una cerveza en la cumbre


En noviembre de 1994 conocí a Joan Rovira en Vallecitos, a los pies del Cordón del Plata. Habíamos bajado del Franke con mi amigo Marcos Cocconi y Joan nos contó luego de que lo invitáramos a dormir en nuestro precario refugio, que estaba aclimatándose para participar de la expedición que lideraba Jaime Suárez al Monte Pissis, montaña remota si las había y que en nuestros corazones solo existía como objetivo, y mucho mas cerca de las leyendas que de las reales posibilidades.

Esperamos en nuestra ciudad, cerca del mar, las noticias de la magnífica expedición y buscamos información del mítico nevado y de sus exploradores que desafiaban su tranquilidad de décadas sin mayores resultados.

Joan nos llamó a su regreso, habían hollado una de sus cumbres y nos enviaría información. Algún día la utilizaríamos.

Fui construyendo una leyenda alrededor de los protagonistas de tan magnífica aventura y especialmente alrededor de su líder que evidentemente compartía un sueño similar al mío, ya que organizaba expediciones a la misma zona y los mismos montes que yo.

En 1998 organicé mi intento al Pissis y luego de mucha investigación y esfuerzo presentamos al mundillo andino nuestro más preciado logro: una nueva ruta por un glaciar nunca transitado integralmente. Al año siguiente ofrecimos otro nuevo ascenso a una cumbre virgen del Walter Penck y una variante de una ruta abierta por el francés Philipe Reuter. Unos meses después un amigo me mostró un mail de Jaime que si bien indicaba que nuestra cumbre no era la principal, nos mencionaba como los “destacados colegas” que escalaron la cumbre sur o “falso Walter Penck”. Para mi fue suficiente, ya sabíamos que no era la cumbre principal, la vimos atrás y era mas alta, lo que no sabíamos todavía era que éramos colegas, y eso personalmente me llenó de orgullo.

En 2000 compartíamos objetivo, el sueño era el Tres Cruces y nuestros grupos seguramente compartirían el mes de octubre. Nosotros partimos ni bien comenzó el mes y la vertiente que elegimos fue la sur, recientemente escalada por los rosarinos liderados por Glauco Muratti. Intentaríamos seguir el río Salado y acometer la escalada por el glaciar austral. El 23 de ese mes alcanzamos el límite de nuestro sueño, justo en el punto más alto. Sabíamos que Jaime intentaría subir en los próximos días y a él le dejamos algunos recuerdos seguros que los recogería. En parte él había marcado el camino de la exploración de nuevas rutas en Atacama y cruzarnos testimonios nos sonaba cercano al montañismo romántico de décadas pasadas. Roli dejó su remera con una dedicatoria y yo un vale por una cerveza fría en Mar del Plata, pero ese año la suerte no le sonrió al grupo mendocino y volvieron sin llegar a la cumbre.

Un año después el 2º Encuentro Nacional de Montaña nos unió en Famatina y desde allí compartimos varias montañas y cimas y también compartimos la alegría cuando al final alcanzaron la cumbre del Tres Cruces

En ese punto de encuentro de sueños, estaban los testimonios y mi vale por la cerveza. Nos hemos reído de la ocurrencia pero la cerveza tardó en llegar, aunque varios litros se diluyeron en alegres mesas en los queridos Andes del noroeste argentino.

Una calurosa noche de diciembre de 2007, finalmente nos sentamos en una cervecería en Mar del Plata y cumplí con mi obligación. Compartimos el momento con nuestros amigos Eduardo Namur y Marcos Cocconi. Le contamos al mozo la historia y nos miró con mucha admiración y gran atención. Nunca sabremos si fue capaz de deleitarse al traernos “esa cerveza”, pero creo que por nuestras caras si fue capaz de disfrutar el momento y tomar un trago por los sueños montañeros.

cumbre Tres Cruces Sur

En la cumbre del Tres Cruces Sur (octubre 2000)


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